lunes, 7 de septiembre de 2009

Abriendo puertas


Quizá la mayor dificultad que posee nuestra mente sea la capacidad de
sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña cuatro puertas de la
mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.

La primera es la puerta del sueño.El sueño nos ofrece un refugio del mundo y
de todo su dolor.El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia
de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele
perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele
desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando
por la primer puerta.


La segunda es la puerta del olvido.Algunas heridas son demasiado profundas
para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos,y
no hay curación posible.El dicho de que "el tiempo todo lo cura" es falso.El
tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa
puerta.

La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan
brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso,
pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la
mente tiene que abandonar la realidad.

La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir,
nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.

Del libro: "El nombre del viento" de Patrick Rothfuss.

7 comentarios:

zel dijo...

Sherpa...me impactó ese post, esas puertas són casi definitivas, pero sé que encontraràs en algunas el sentido de ir y volver, tu puedes preciosa, sólo la última es definitiva...pero no puede con el amor y el recuerdo.

besos, amiga, sabes que estoy siempre cerca...

sherpa dijo...

querida zel,por las tres primeras puertas he pasado en algún momento, por la última lo hubiera deseado en un principio.
Pero ahora te puedo asegurar que las puertas están cerradas y no me escondo tras ellas...como tu muy bien dices, la puerta del amor( que todo lo puede)está bien abierta y procuro no perder la llave.
Para volver es necesario haber ido y a pesar del dolor he aprendido mucho en el camino, y ese aprendizaje me permite más si cabe valorar todo con más sentido.
Un abrazo muy fuerte.

sherpa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Vane dijo...

Esa ultima puerta...rondo mucho mi cabeza, muchisimo, fue la primera vez en mi vida que me parecia que no valia la pena vivir, que nunca iba a poder recuperarme y de verdad no valia la pena, ni siquiera por David, quizas sea mala madre, pero no podia...las otras tambien me he escondido detras en algun momento, y supongo que seguire haciendolo...me encanta este post sherpa, realmente real!!!! un biko para el cielo

LlunA dijo...

Profundas e interesantes palabras...el Dolor pase por donde pase y sea como sea de intenso, está claro que no nos deja indiferentes...
un besote!

Anónimo dijo...

Las puertas siempre me han gustado abiertas, sin intimidades ni intimadaciones. Quizá por ello prefiero no entrar por ninguna de éstas cuatro, pues ¿qué pasaría si se cerrasen?

Genial el post. Un bico.

Zahir dijo...

Me encanta esta reflexión sobre los caminos del dolor, en esas puertas creo haber estado, e incluso haber titubeado en intentar el umbral de la última, cuando el dolor es insoportable, hoy ya descarto esa puerta pero en las otras alguna vez me asomo.
Te amo sherpa.