sábado, 28 de noviembre de 2009

Enmascarados


Siempre llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma si no que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del marido engañado, la del héroe, la del hermano cariñoso. Pero, ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie, nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca? Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está entonces frente a la Divinidad, o por lo menos ante su propia e implacable conciencia. Y tal vez nadie perdone el ser sorprendido en esa última y esencial desnudez de su rostro, la más terrible y la más esencial de las desnudeces, porque muestra el alma sin defensa.


Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas (1961).

5 comentarios:

Vane dijo...

Pues yo me alegro de que nadie pueda verme cuando realmente esa mascara se cae sherpa, tambien necesito eses ratitos, haciendo lo que realmente me apetece.....nuestra mascara pesa muchisimo, y quitarsela de vez en cuando es un alivio....besitos reina.
P.D- gracias por ofrecerme esa ayudita de cara a lo que viene, sin duda no será facil.....

Virtu dijo...

Pienso que en esos momentos no es necesario ninguna máscara, es más necesitamos esos momentos limpios, puros, sin ocultar nada, encontrarse con uno mismo.
Y repito lo que dice Vane: gracias por ofrecerle ese apoyo que sin duda lo necesitará y que tú mejor que nadie sabrás cómo hacerlo.
Bicos azules como el mar.

Zahir dijo...

Creo que necesitamos esas máscaras, también creo cierto que hay máscaras que apenas dejan ver si hay una persona, un animal o una piedra, y otras máscaras con las que te puede reconocer cualquiera.
Por mi parte intento que en mis diferentes papeles en la vida, esposo, hijo, padre, compañero, amigo, hermano, etc... la máscara no sea muy densa, no muy opaca, pero sobre todo para no confundirme yo mismo con los papeles y no perderme quién soy en realidad.

Mónica dijo...

Esos momentos sin máscara son los que nos permiten ser y sentir de una manera especial, ya sea para bien o para mal, que de todo hay...
Un besiño

toño dijo...

...que triste tiene que ser,pasarse la vida entera con una mascara,y doy fe de que hay cantidad de gente que vive enmascarado!Particularmente me dan pena,pero reconozco que hay muchos a los que les va muy bien...pero es preferible la cara lavada con "Chimbo",aunque no me voy a engañar a mi mismo,pues todos en algún momento nos ponemos alguna,lo que hay que procurar es que sea lo menos posible...pues mucho tiempo,dejarían marcas y es una pena ,ser el que no eres! Namastê amiga Raquel