jueves, 8 de febrero de 2007

UNA BÚSQUEDA

Hace pocos días tuve la oportunidad de ver la película "Los niños del coro"...inmediatamente quedé prendada de ella, de esa mezcla de ternura y amor...la música llegaba a mi corazón como un soplo de paz ...mi mente y mis oidos repetían durante dias las melodias escuchadas...no podia sacarmelo de la cabeza...no sabia porque una pelicula, más bien unas notas musicales habian hecho tanta mella en mi...empezé a indagar sobre la banda sonora hasta descubrir que las voces son de un coro de la catedral de Lyon..."LOS PEQUEÑOS CANTORES DE SAN MARCOS"....empezé a sentir algo en mi queme hacia indagar más y más sintiendo que mi hijo Marcos había puesto en mi vida esa película...asi fue como yo seguia mi busqueda...traducciones de letras, similitud con poetas...y llegue hasta descubrir a Rimbaud...al que tenia olvidado desde mi juventud...desde mis clases de literatura tan admiradas y mágicas...me siento bien, libre como el océano, mágica como el arcoiris....Marcos llegó de nuevo a mi, a través de cada nota, a través de cada soneto...y le siento como una caricia del viento...Quiero compartir un poema de Rimbaud...duro pero sereno...EL ÁNGEL Y EL NIÑO "El nuevo año ha consumido ya la luz del primer día;luz tan agradable para los niños, tanto tiempo esperada y tan pronto olvidada,y, envuelto en sueño y risa, el niño adormecido se ha callado...Está acostado en su cuna de plumas; y el sonajero ruidoso calla, junto a él, en el suelo.Lo recuerda y tiene un sueño feliz:tras los regalos de su madre, recibe los de los habitantes del cielo.Su boca se entreabre, sonriente, y parece que sus labios entornados invocan a Dios.Junto a su cabeza, un ángel aparece inclinado:espía los susurros de un corazón inocente y, como colgado de su propia imagen,contempla esta cara celestial: admira sus mejillas, su frente serena, los gozos de su alma,esta flor que no ha tocado el Mediodía :«¡Niño que a mí te pareces, vente al cielo conmigo! Entra en la morada divina;habita el palacio que has visto en tu sueño;¡eres digno! ¡Que la tierra no se quede ya con un hijo del cielo!Aquí abajo, no podemos fiamos de nadie; los mortales no acarician nunca con dicha sincera;incluso del olor de la flor brota un algo amargo;y los corazones agitados sólo gozan de alegrías tristes; nunca la alegría reconforta sin nubes y una lágrima luce en la risa que duda.¿Acaso tu frente pura tiene que ajarse en esta vida amarga, las preocupaciones turbar los llantos de tus ojos color cielo y la sombra del ciprés dispersar las rosas de tu cara? ¡No ocurrirá! te llevaré conmigo a las tierras celestes,para que unas tu voz al concierto de los habitantes del cielo. Velarás por los hombres que se han quedado aquí abajo. ¡Vamos! Una Divinidad rompe los lazos que te atan a la vida.¡Y que tu madre no se vele con lúgubre luto;que no mire tu féretro con ojos diferentes de los que miraban tu cuna;que abandone el entrecejo triste y que tus funerales no entristezcan su cara,sino que lance azucenas a brazadas,pues para un ser puro su último día es el más bello!»De pronto acerca, leve, su ala a la boca rosada...y lo siega, sin que se entere, acogiendo en sus alas azul cielo el alma del niño,llevándolo a las altas regiones, con un blando aleteo.Ahora, el lecho guarda sólo unos miembros empalidecidos, en los que aún hay belleza,pero ya no hay un hálito que los alimente y les dé vida. Murió... Mas en sus labios, que los besos perfuman aún, se muere la risa,y ronda el nombre de su madre;y según se muere, se acuerda de los regalos del año que nace.Se diría que sus ojos se cierran, pesados, con un sueño tranquilo.Pero este sueño, más que nuevo honor de un mortal, rodea su frente de una luz celeste desconocida,atestiguando que ya no es hijo de la tierra, sino criatura del Cielo.¡Oh! con qué lágrimas la madre llora a su muerto¡cómo inunda el querido sepulcro con el llanto que mana! Mas, cada vez que cierra los ojos para un dulce sueño,le aparece, en el umbral rosa del cielo, un ángel pequeñito que disfruta llamando a la dulce madre que sonríe al que sonríe.De pronto, resbalando en el aire, en tomo a la madre extrañada, revolotea con sus alas de nievey a sus labios delicados une sus labios divinos."Un fuerte abrazo hijo mío...esta vez más azul que nunca...porque como decía el poeta "la eternidad es donde se funde el sol con el mar".

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